Al final de mi pasado artículo les deje la siguiente frase como introducción a este escrito “El poder de guardar silencio cuando no tenemos nada relevante que decir nos hace grandes seres humanos.” En ocasiones es importante no decir nada si aquellos que vamos a decir no es bueno, no conviene, no es relevante y no va ayudar a nadie, como seres humanos pensantes tenemos que saber discernir aquellos que decimos, para no herir a nuestro seres queridos.
El silencio es un arma muy importante pues no ayuda hacer grandes cosas en nuestras vidas, por ejemplo se cuenta la historia de un hombre que había extraviado en su propia oficina, un fino y costoso reloj antiguo legado de su abuelo. Luego de haberlo buscado rincón por rincón de la oficina, desistió la búsqueda.
Su pequeños hijo llegó a visitar a su padre y al verlo entristecido por la pérdida de este regalo del corazón de su abuelo, le pidió permiso para buscarlo él mismo, su padre accedió. El pequeño niño solicita a su padre que lo dejase solo en la oficina y cerrara la puerta. Así lo hizo su padre.
El niño apagó la luz de la oficina y se quedó quieto en medio del silencio. Al poco tiempo, el niño abrió la puerta sosteniendo en su mano el reloj antiguo. Sorprendido y muy emocionado por el reencuentro con su reloj, el padre preguntó a su hijo:
-¿Cómo hiciste para encontrarlo?
El niño sonrió y dijo:
– En silencio, con la luz apagada me encontré con el tic tac del reloj y cuando escuché, me fui guiando hasta que el sonido era cada vez más fuerte. Así llegué a tu reloj Papá.
La enseñanza que nos deja esta historia es simplemente que muchas veces tratamos de dar respuestas a diferentes situaciones de nuestras vidas y hacemos más ruidos para no escuchar esa voz interior que tenemos cada uno de nosotros, todo ser humano necesita encontrarse así mismo. En este espacio interior, se encuentra lo que somos como persona y podemos alcanzarlos mediante el silencio.
Son muchas las ocasiones en que no somos escuchados, por ejemplo cuando queremos decirles algo a nuestros padres de igual forma los hijos a los padres, a nuestros amigos y compañeros (as) de vida y por una razón u otra no somos escuchados porque ellos no están en la disposición de hacer silencio, ahogándonos en un ambiente de incomunicación.
Es de gran importancia que sepamos cuando y donde guardar silencio, y de esa forma permitir que este poder nos ayude a ser mejores seres humanos, nuestra mente se aclara y crea armonía y no se ahoga, ya que nuestras vidas es una permanente centrifugación, es una mezcla entre emociones, ideas, datos, impresiones etc. En el silencio nos permitimos que todo lo que poseemos se estructure por sí mismo de forma correcta.
No solo en los centros de salud y en las bibliotecas debemos guardar silencio, también en varios momentos de nuestras vida debemos hacerlo para saber escuchar y entender a los demás y a nuestro seres queridos. Les invito a que cultiven en ustedes el silencio, atiendan el llamado de quienes les solicitan que le escuchen, no desperdiciemos este poder que la vida nos otorga, comencemos poco a poco y el mundo cambiará junto con nosotros y recuerden que en el silencio nos podemos encontrar nosotros mismos.