La contaminación sónica es un problema endémico en nuestro país. Resolverlo es la responsabilidad y el gran reto que tienen nuestras autoridades.
El fenómeno socio-cultural, tal vez heredado de nuestros ancestros africanos, ha acogido al bullicio en nuestra sociedad como algo cotidiano.
Por eso, es habitual encontrar en los centros de lavado de autos y dispendio de bebidas alcohólicas, tocar música en sus estéreos con decibeles que rompen nuestros tímpanos. No nos permiten hablar en voz baja.
Es la razón por la que vivir en el casco urbano de Río San Juan es un infierno. El parque municipal se ha convertido en el principal contaminador. Los munícipes no pueden dormir. No encuentran donde canalizar sus quejas. Las llamadas al 911, al cuartel policial o alguna autoridad municipal han sido infructuosas.
Mientras un “grandesligas” se burla manteniendo alta la música de su auto hasta altas horas de la noche.
Ya es hora de enfrentar este problema con responsabilidad. Que la Alcaldía sume a la comisión recientemente creada para estos fines, a un personal que eduque a los centros de dispendios alcohólicos.
Creemos que la creación de la Policía Municipal se hace urgentemente necesaria para ayudar en estos fines.
Eduquemos a los “Chopos”, que con sus coches irrumpen la tranquilidad ciudadana.
Esperemos que las autoridades encargadas de aplicar la ley hagan su trabajo, sin cometer abusos.
La tranquilidad del pueblo de Río San Juan puede estar en sus manos. Esperemos que los propietarios de bares, restaurantes, lavaderos de autos y toda la ciudadanía, aporten para mitigar este problema.
Solo así podremos conciliar el sueño.