Corría la última semana del mes de Mayo de 1966, por fin abierta la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y reiniciadas las clases en la facultad de medicina donde cursaba el segundo año de la carrera.
Las autoridades universitarias decretaron una suspensión temporal de las actividades porque el día 1ro de Junio se celebrarían elecciones generales, que serían las primeras después del conflicto bélico de 1965.
En estas elecciones competían por la presidencia de la república el Dr. Joaquín Balaguer por el Partido reformista y el Profesor Juan Bosch por el partido Revolucionario Dominicano.
En esta ocasión el Dr. Balaguer contaba con todo el apoyo del empresariado, la iglesia, la cúpula militar y el gobierno de los Estados Unidos. El Profesor Juan Bosch estaba apoyado por los liberales y constitucionalistas, pero impedido de hacer manifestaciones públicas y arrinconado en su residencia, dirigiéndose al pueblo solo a través de la radio por el programa “Tribuna Democrática”.
El sábado 28 de mayo regresamos a Río San Juan los pocos estudiantes universitarios de la época, donde nos correspondía votar en las elecciones a celebrarse el próximo miércoles 1ro. de junio de ese año 1966.
Llegamos en horas de la tarde, pues en ese tiempo el viaje tardaba unas 7 a 8 horas.
A nuestra llegada fue notoria la algarabía de la gente al vernos llegar con muy buen ánimo y con la esperanza de que triunfaría el candidato de la juventud, esa que había estado en bachillerato en los días finales del trujillato y nos había tocado vivir ya como universitarios la revolución de abril de 1965.
En mi caso particular, el lunes 30 de mayo, es decir, dos días antes de las votaciones, me apersoné a ponerme a la orden donde el señor Ezequiel Alonzo (Checo), presidente del Partido Revolucionario Dominicano –PRD- en Río San Juan.
Checo me designó como delegado del partido PRD en la mesa electoral en el paraje El Morrito, perteneciendo a la sección Los Cacaos; en ese entonces una zona bien poblada y con una buena cantidad de votantes, ya que allí confluían habitantes de Los Churumbunes, Puerca Gorda y el Guano.
La mesa electoral más cercana estaba en la comunidad de Bobita.
Ese día me entregó Florito Acosta, candidato a síndico por el P.R.D, una cartita dirigida a Lando Alvarado, donde le pedía que me entregara una de las monturas prometidas por él, para hacer el viaje a El Morrito, la tarde anterior al día de las elecciones.
Al día siguiente, 31 de mayo en horas de la mañana, recibí la montura ensillada, que me fue enviada por Lando Alvarado y traída por uno sus empleados. Se trataba de un mulo manso y de buen paso en el que emprendería mi difícil travesía.
El presidente de la mesa electoral en El Morrito era mi vecino Agustín Pelagio Núñez, quien había llegado de su natal Cabrera como empleado público y de sentimientos y militancia perredeista en ese entonces, aunque luego inducido por su concuñado Francisco Torres, pasó a militar en el Partido Reformista, hasta escalar y llegar a sindico municipal, en una gestión que la mayoría catalogamos como buena.
Salimos Pelagio y yo a eso de las dos de la tarde, con planes de llegar esa tarde a los Churumbunes, a casa del segundo alcalde de apellido Gómez.
Allí llegamos a las seis de la tarde. Nos esperaban y nos proporcionaron cena y dormitorio, y al otro día al amanecer, ya estábamos en pies y desayunando víveres, huevo y leche hervida. Sería la última comida hasta regresar al pueblo esa noche a las 11:00 pm.
Partimos Pelagio y yo acompañado del alcalde hasta el firme de El Morrito y de allí nos dirigimos a la escuela que estaba al lado del único comercio, propiedad de un señor que apodaban Maruta.
Aquellos lugares ya eran conocidos por mi, porque muchas veces acompañé a mi padre como mochilero colector, cuando el hacía aquellos periplos visitando los enfermos en sus casas y buscándole solución a sus problemas de salud.
Los otros miembros de la mesa y delegados habían llegado la tarde anterior y habían pernoctados en casas vecinas.
A las 7:00 am abrimos las votaciones, y para agilizar el proceso, hacía las veces de delegado político, escribiente y revisor de células; pero al mismo tiempo vigilaba al alcalde, que trataba de inducir a los aldeanos a votar reformista, cuando en el pueblo pasaba por perredeista. Todo transcurrió en calma después que sacamos el alcalde del recinto.
Ya pasado el mediodía, nos preguntamos por la comida, que teníamos entendido nos la proporcionaría el alcalde, pero este quizás molesto por la decisión de Pelagio de sacarlo fuera del local (a petición mía) se hizo como dicen “el chivo loco” , y lo que nos respondió fue que nosotros debimos mandar temprano a Puerca Gorda a comprar lo que íbamos a comer.
Cruzamos a la pulpería de Maruta, donde conseguimos algunos panes viejos, que los compañeros comieron con dulce de coco. Yo no participé de aquellos escasos alimentos, para darle oportunidad a los que no habían desayunado.
Eran las 5 de la tarde y a petición del presidente de la mesa y como nos quedaban más votantes, cerramos la votación a esa hora, en vez de las 6:00 pm como era lo establecido y comenzamos el conteo de los votos emitidos.
En esas elecciones, cada partido tenía su boleta con su respectivo color. Se contaron las que estaban en la urna para traerlas al pueblo, y las restantes las quemamos en el patio de la escuela.
Hoy, 55 años después, conservo en mi memoria aquellos resultados que fueron los siguientes:
- Partido Reformista –P.R.- 176 votos
- Partido Rev. Dominicano P.R.D. 128 votos
Con los votos nulos y de otros partidos minoritarios totalizaron 325 votos emitidos.
De estos resultados observamos lo poblado que estaban nuestros campos y como lo están hoy, cuando en las últimas elecciones del 2020, la mesa electoral de El Morrito fue cerrada, y los escasos votantes que quedan fueron puesto a votar en la mesa de Bobita.
Regresando a la mesa de El Morrito aquel 1ro de junio de 1966, aquellos resultados sorprendieron a todos, pues esa zona se tenía como la más perredeista del municipio. Pero para mi no fue sorpresa, pues la propaganda contra Bosch fue intensa y al campesinado le llevaron el fantasma del comunismo y de una nueva revolución, como la de abril de 1965.
Comenzamos el descenso hacia el pueblo a las 6:30 pm, llegando a Río San Juan a las 11:00 de la noche.
Fuimos los últimos en llegar, y la población nos esperó, algunos con caras alegres u otros con lagrimas en los ojos, porque quedaba todavía la esperanza de victoria si el campo seguía la tendencia de la cuidad, donde en casi todas las mesas ganó el PRD, pero en el campo sucedió lo contrario, con excepción de la mesa de la Novilla, donde por escasos margen perdieron los reformistas.
Si se tiene en cuenta que la población rural constituía el 60%, el triunfo de Balaguer y el partido reformista se lo dieron los campesinos.

La Junta Municipal Electoral estaba en ese entonces en la calle Sánchez #13, casa paterna de los Prats Cedeño, y donde hoy vive el buen amigo Luisito Alvarado, su esposa e hijos.
El secretario de la junta, que era la máxima autoridad electoral, lo era el señor Ulises Prats Cedeño y su subalterno mi hermano Miguel Ángel Perozo Alonzo (Tato).
Ulises, hombre de recio carácter, pero muy honesto y correcto en su accionar, fue el encargado de recibir todo el material traído de las deferentes mesas, y a él le entregamos en sobres lacrados los resultados de nuestra mesa.
Existía también el cargo honorifico de presidente de la Junta Municipal Electoral, que para la época era el señor Emiliano González, pero su función era validar los resultados evacuados por la junta.
Depositamos los votos traídos en la Junta Municipal Electoral, donde las autoridades en función procedieron al conteo de los votos emitidos, y a cotejar con nuestra acta. Después de contar todas las mesas del municipio estos fueron los resultados :
- Partido Reformista -PR- 2,144 votos
- Partido Revolucionario Dominicano –PRD- 1,227 votos
Candidatos ganadores en el municipio de Río San Juan
- Sindico: Manuel A. García (Momón) P.R.
- Suplente del sindico: Ismael Alonzo P.R.



El candidato a síndico perdedor fue Froilán Acosta (Florito), que ya había sido electo síndico en las elecciones del 20 de diciembre de 1962, donde resultó ganador el profesor Juan Bosch, con el 58.72% de los votos.
Los resultados en la provincia María Trinidad Sánchez a nivel municipal fueron los siguientes:
Nagua – P.R. 10,903 P.R.D. 8,440
Cabrera – P.R. 5,392 P.R.D. 4,377
Río San Juan – P.R. 2,144 P.R.D. 1,277
Para la época, la provincia tenía solo 3 municipios.
Los candidatos ganadores en la provincia a nivel congresional fueron:



A nivel nacional:
Partido Reformista P.R. 759,887
Partido Revolucionario Dominicano P.R.D 494,750
Partido Revolucionario Social Cristiano P.R.S.C 30,660
Senado 27 Escaños
Partido Reformista P.R. 22 senadores
Partido Rev. Dominicano P.R.D. 5 senadores
Cámara de Diputados 74 escaños
Partido Reformista P.R. 48 diputados
Partido Rev. Dominicano P.R.D. 26 diputados
Población en 1966 3,991,482
Inscriptos 1,815,493
Votaron 1,372,695
Participación 75.6%
Abstención 24.4%
Entregado el material en la junta y tras firmar las actas como delegado, llegue a medianoche a mi casa, con tres condiciones: cansado, hambriento y triste.
Dos de mis hermanas ya casadas, pero que vinieron a votar a su pueblo, lloraban por los resultados, pero con la fe y esperanza puesta en su querido partido.
Mi padre cabizbajo en su mecedora, al verme llegar me dijo algo profético “Trujillo, después de muerto va a seguir gobernando”.