Parecería mentira que en pleno siglo veintiuno, se sigan suscitando casos de falsificación de títulos o usurpación de carreras, cuando se supone que existen tantas regulaciones para los mismos, sobre todo en el ámbito de Salud. Pero no nos puede sorprender porque si pasa en países desarrollados, ¿qué podemos esperar en los que se encuentran en vía de desarrollo?
Recientemente, la colega y veterana periodista en investigación Nuria Piera ha destapado uno de los casos de títulos falsos más estremecedores, serios e indignantes, usted dirá ¿Y por qué? Pues, porque además de tratarse del área de la Salud, está vigorosamente relacionado con niños en condiciones especiales, sus capacidades cognitivas o neurocerebrales, un espectro llamado específicamente TEA, que según la usurpadora en materia Elizabeth Silverio Sillien, propietaria del centro Kogland, ellos venían tratando desde 2021 en decenas de niños y niñas de la capital dominicana.
Algunos se preguntaran ¿Qué es el TEA? Según la Confederación Autismo de España, el autismo es, y cito: “Una condición de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Afecta, fundamentalmente, a dos áreas del funcionamiento personal: la comunicación e interacción social, y la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento”.
La impostora Elizabeth Silverio Sillien, quien según ella era, abro paréntesis (doctora en neurociencias modalidad de intervención cognitivo cerebral, áreas clínicas y pedagógica en la prestigiosaUniversidad de Cambridge en Inglaterra; con máster en administración, gestión académica y creación de maquetas corporativas educativas en elCampus West Indies University, un PhD en neurociencia infantil y general con especialidad en intervención de trastornos, síndromes y comorbilidades del desarrollo), desde el año 2021 jugó y se benefició de las estremecedoras condiciones de niños que necesitan de unos cuidados y unas terapias profesionalmente cualificadas y adaptadas a su condición. Pero también se burló y aprovechó de la buena fe, del desconocimiento de tantas familias que en búsqueda de una “solución”; que confiando en esta estafadora, se refugiaron en ella creyendo en su falsa palabra y en una serie de “títulos” que, más que falsificados son inexistentes.
Es una situación deplorable. Todos los que tenemos un caso a nuestro alrededor, los que tenemos amigos con niños en esta condición sabemos lo difícil que es su día a día, tanto para el niño como para las familias. Conocemos de los más mínimos cuidados que se deben tener y conocer y que además requieren de una atención única y más que especial para ellos. Nos toca considerablemente la moral conocer de la existencia de Elizabeth Silverio Sillien y de su falso centro Kogland que operaba en la ciudad capital a sus anchas y que hoy deja a desenas de niños sin un lugar seguro para tratar su condición y a tantas familias desmoralizadas, estafadas y hundidas, sin saber dónde dejar su bien más preciado para que le cuiden.
Recientemente fue aprobada la Ley de Atención, Inclusión y Protección para las Personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), la cual recoge una serie de beneficios para las familias con niños de esta condición, como son permisos de 3 a 5 horas en horario laboral, que ojalá las empresas la hayan puesto marcha desde esta semana con aquellas que se han visto afectadas tras este embaucamiento llevado a cabo por la “eminencia en neurociencia” Silverio Sillien, quien no es más que una especialista en mitomanía.
El Ministerio de Salud Pública, además, cerró el pasado jueves el “Centro de Terapias Neurocognitivas y Psicopedagógicas Kogland” propiedad de Elizabeth Silverio Sillien, por violar la Ley General de Salud, 42-01, luego de la investigación de la periodista Nuria Piera. Ahora bien, ¿Cuántas Elizabeth Silverio Sillien (hombre o mujer) habrá en nuestro país y en el mundo?
Nuestras autoridades deben trabajar más fuertemente para que casos como estos no ocurran. Investigar con rigurosidad cada título nacional o internacional, especialidad, así como también cada centro que se dedique a la enseñanza, al tratamiento de condiciones especiales, sea para niño o adulto, porque indiscutiblemente se está jugando con la salud, la seguridad y la moral de los ciudadanos, únicamente con el fin de lucrarse de estos, valiéndose de las necesidades del prójimo sin clemencia alguna, y que a estos estafadores les caiga todo el peso de la ley. No es justo que siga habiendo tantos tuertos fungiendo de yeres ante quienes ellos consideran ciegos, tras su vulnerabilidad de la situación que les envuelve.