(Cuarta parte)
Dando continuidad a estos apuntes de Río San Juan, recordando hechos y personajes, como una forma de tenerlo plasmado en el papel, para que las actuales y futuras generaciones tengan la oportunidad de conocer estos hechos y personas.
38.- LOS PESCADORES
Desde sus inicios Río San Juan ha vivido de 3 renglones económicos tradicionales: la agricultura, la ganadería y la pesca. En los últimos años a estas tres actividades se le han sumado el turismo y la gastronomía, ambas muy ligada a la pesca como su punto de apoyo.
Existieron siempre dos modalidades de pesca artesanal: 1ra. con cordeles, chinchorro, etc. Y la 2da. La pesca de río con corrales, algo ya en desuso, pero que era muy productiva, y se realizaba en el llamado “Tablón” del río, a corta distancia de la desembocadura. Estos corrales eran fabricados uniendo trozos de caña amarga, donde entraba el pez y no podía salir.
El más diestro de estos pecadores de nombre Silverio, vivió por largos años en lo que ya hoy urbanizado es la parte que llaman Nueva York Chiquito, que era propiedad de Florito Acosta.
El producto de esta pesca, como lisa, robalo y mojarras, tuvo siempre menos valor que el pescado del mar. Cuando el marino costaba 15 centavos la libra, el de río se vendía a 10 centavos.
La otra modalidad de pesca ya practicada en el mar tuvo su mayor representación en los pescadores que llegan a mi memoria: Quevedo Frómeta, Camilo (El Cojo), Mauricio Martínez, Regino Rojas (El zacateca), Chon Ceballos (Hijo de Nina).
Otra figura a recordar era aquella anciana que cada tarde se ubicaba en el cabo que antes llamábamos por su nombre y allí pasaba la tarde pescando con una vara de bambú, nunca supe su nombre completo pero todos la conocíamos como La Vieja Mocha.
La pesca a cordel se mantuvo por largos años, hasta que a finales de la década del 50’ llegó a Río San Juan procedente de Sosúa, Cecilio Salazar, el padre de la pesca submarina a pulmón, que gradualmente se fue tecnificando y hoy es la más importante, no solo en este municipio, sino en toda la costa norte.
De grata recordación era el grupo de aficionados a la pesca, no como medio de vida, sino como deporte, y en ese grupo estaban: Tato Perozo, Juan Alberto Salas (Papa), Moisés Heredia, Ramiro Martínez, y uno que casi siempre se mareaba y había que sacarlo a tierra de nombre Cotín Perozo.
39.- LAS DULCERAS
Cuando la escuela primaria estaba en la calle Sánchez, entre Mino Alonzo y Urbano Ferreiras, al inicio de los 50’ se mudaron a la casa que era de Albertina Alvarado (Tingo) unos evangélicos llegados de Puerto Plata que fabricaban caramelos y dulce de coco, que comprábamos en el recreo a precio de 1 centavo la unidad.
En esa misma época, a mediado de los 50’, otras fabricantes de dulces eran Caró Balbuena de Méndez y Majona Mañón, esta última famosa por los dulces de maní con leche que elaboraba.
La primer dulcería formal que se instaló en el pueblo con mesas y sillas para acomodar los clientes fue la de Doña Nena Cabrera, primera esposa de Urbano Ferreiras, esta llegó de Puerto Plata con Urbano en 1940 y puso su dulcería al inicio de los 50’. La dulcería estaba ubicada en la casa donde vivió Quico Balbuena y familia, frente a la Playa de Mino.
En este lugar acudía una pequeña porción de la población, porque los servicios de quesillos o dulce de leche o frutas costaban 10 centavos y no todos podíamos pagar esa suma por un dulce.
Hoy en día la tradición de buenos dulces se mantiene, pues son de calidad los venden en La Casona, que al preguntar por quién lo fabrica me dijeron que por Basilia García (Chiquita), hermana de Freddy, y la pastelería por Nicole, hija de Freddy y Carmen Dolores Amparo.
Otros dulces de esmerada elaboración y buen sabor son los fabricados por la muy querida Luisa Paca, hija de Pola Méndez, hermana de mi querido amigo Rolando, y madre de Arismendy Paca y Mónica, su mejor promotora.
Estos dulces conservan el sabor tradicional de los hechos en las casas, con muy buena presentación. Siempre disfruto de ellos, que me son donados por mi hermana y sobrinas.
40.- LAS FRITURAS
Hurgando en el pasado y lejano, creo que la primera fritura la inició Sinsín, que vivió camino al viejo cementerio donde hoy está la oficina de Politur.
Sinsín llegó desde Puerto Plata como empleada de Herminio Capestani en 1945, dejó su trabajo y se dedicó a este oficio. Acompañada de su hijo Pedrito llegaba en hora de recreo con su bandeja llena de “chulitos” de yuca y “bacalaitos”, todos a precio de 1 centavo.
Le siguieron las frituras nocturnas, ya sirviendo carne frita y vísceras del cerdo, donde por centavos se cenaba o se cerraba la noche después de unos tragos.
De esa época recuerdo a Juliana García, llegaba al pueblo desde La Caribe con sus hijos Lión, César, Taló y Polito, que tenía su negocio frente a La Casona.
De esa época en el pueblo abajo estaba Lolita, hija de Teresa Faña y esposa de Cocolo Balbuena. Estaba ubicada en una pequeña casa en la calle Sánchez, justo al frente de donde hoy vive Leonel Cedeño.
También, Yoya Vicioso, ubicada en la Parada. Francisca Polanco (Pancha), en la Padre Billini al lado de los Bonilla-López. Efigenia, madre del popular Chulón, en el sector La Caña Amarga.
En días recientes falleció la última representante de este digno y sacrificado oficio, la querida y siempre recordada Eudosia Arvelo.
41.- LOS BOTEROS
Cuando crecimos en Río San Juan, el único propietario de un bote con motor era Panchito Pappaterra. Que lo utilizaba para pasear sus amigos cuando visitaban el poblado, nunca con fines comerciales.
Cuando salíamos a pescar los hacíamos en cayucos o botes alquilados, a razón de 50 centavos por día.
La actividad recreativa con bote de motor tiene sus inicios en la década del 60’, cuando comenzaron a llegar turistas nacionales a nuestra Laguna y Playas.
El pionero de esta actividad fue Salustiano Martínez, hijo de Julio Martínez y Simona Alvarado. Ha sido un hombre de buen temperamento que hizo de su trabajo un sacerdocio, nunca lo vimos pelear ni discutir con algún cliente.
A Salustiano le siguieron: Delio Tavera, Papo el hijo de Desiderio, Lino De Salas y Emilio Guzmán, quien también hacía las veces de guía turístico.
Hoy es una actividad floreciente y en crecimiento, a la cual auguramos éxitos, pero esperando contar con su apoyo el día que se construya un atracadero, para devolverle la belleza a nuestra Laguna.