Río San Juan.- No es raro para ningún riosanjuanero, ver caminar por las calles Luperón, Padre Billini o la entrada de la iglesia San Juan Bautista, a aquella señora de rostro cálido, mirada serena con pasos pausados, con su cabeza cubierta con un paño color rojo o blanco; vestidos color azul cielo o blanco; medias hasta mitad de las piernas; sombrilla de rayas blancas con rojo y bastón en mano.
Es Rosa ‘Titín’, a quien fielmente encontramos en la iglesia rezando el Sagrado Rosario. Este símbolo del rincón de la costa verde tiene su historia y en este escrito dejaremos plasmado el origen de su nombre.
Nacida el 3 de septiembre del 1933, en Los Cacaos, Río San Juan, provincia María Trinidad Sánchez, Rosa Martínez Gil es hija de Dominga Gil, costurera y cosechadora de arroz y José Abrahán Martínez, quien se dedicaba a predicar. A los 17 años de edad casó con el señor Silo Brito, procreando siete hijos, de los cuales le sobreviven cuatro: Zoila Cecilia, mejor conocida como ‘Liona’, Juan Isidro, Papito y Jesús María Brito Martínez, quien hoy día cuida de ella. A doña Rosa le sobreviven dos hermanos, Alfredo y Andrea Alvarado Gil.
Su apodo
Muchos se preguntarán ¿de dónde viene este apodo, ‘Titín’?, y si tal vez se ofendería doña Rosa, si alguien la llamara por este apodo. Pero nos llevamos una sorpresa al conocer el origen de ‘Titín’.
El nombre de ‘Titín’ es debido a que su padre José Abrahán fue apodado cariñosamente como ‘Titín’, y este decidió nombrar a su hija así como él, ya que llevaban una buena relación de padre a hija y Rosa siempre estaba junto a este, ella era su ‘Titín’.
¿Hay algo más que no sepas de Rosa ‘Titín?, pues sí hay más. En los tiempos de la adolescencia de doña Rosa, si una persona contaba con el octavo grado, era considerada con capacidad para alfabetizar, es por ello que para aquel entonces doña Rosa fue maestra en las escuelas de los campos, principalmente en Los Cacaos, su lugar de nacimiento.
Narra que fueron sus mejores tiempo y que disfrutaba poder brindar a otros el don de la enseñanza, del cual dice sentía que había nacido para ello, pero que al conocer a su esposo Silo, dejó de alfabetizar para dedicarse a cuidar de su hogar. Entonces utilizaba este don con los hijos que procrearon juntos, lo cual la ayudaba a no sentirse frustrada y limitada al verse en la obligación de dejar de un lado la formación escolar y tener que dedicarse solo a los cuidados del hogar.
El milagro de Dios y la dedicación a la iglesia
Con 81 años, actualmente, Rosa ‘Titín’ recuerda bien la historia de aquel hijo que nació con los pies cruzados. Por eso su devoción cristiana.
Narra que, desesperada ante esta situación no dudó un solo instante en refugiarse en Dios y suplicar que intercediera por su hijo. De rodillas, horas incalculables frente a la imagen de Jesús crucificado, Rosa lloraba y pedía con fe que su hijo fuese sanado y pudiera caminar como todo niño normal. Fue desde ese entonces cuando se entregó por completo a Dios, pues su hijo fue sanado y salió caminando de la iglesia con los pies derechos, según nos cuenta.
Aquello fue un gran evento para la comunidad y para Rosa ‘Titín’, quien hasta la fecha, día por día la vemos caminar hasta la iglesia San Juan Bautista, a las 5:45 pm, a rezar el rosario a la Virgen de la Altagracia y a Jesús Sacramentado.
Hace ya 50 años de dicho evento y hoy con toda lucidez, Rosa recuerda aquel día como el más grande de su vida, donde la fe pudo más que todo. Este hijo lleva por nombre Jesús María, su hijo menor y quien vive y cuida de ella.
La mujer de las muñecas de trapo
A Rosa ‘Titín’ también se le conoció como la ‘mujer de las muñecas de trapo’; las que confeccionaba hechas en hilo blanco, con labios color rosa, una silueta muy esbelta; pero no las vendía, sino que las regalaba, y cuando solía hacerlas era porque se las obsequiaría a alguien especial. Para la elaboración de estas usaba hilo de color azul, rojo y blanco. Este es un dato que los de la nueva generación desconocen, pero de seguro nuestros padres y abuelos, al igual que sus cercanos, sí han de recordar.
Intentamos conseguir alguna foto vieja de dichas muñecas pero no fue posible. Tanto doña Rosa como su hija Liona, aseguran que en alguna casa de amistades ha de haber alguna que otra muñeca de estas.
Liona, por su lado conserva una de estas muñecas en Suiza, país en el hoy día vive junto a sus hijas.
La cantora de los niños
Pero de seguro, lo que más identifica a Rosa ‘Titín’, por lo que más se le conoce, aún pasen siglos, pasándose de generación en generación, son las canciones que canta a cada niño que ve por la calle, dejando a todos felices y con deseos de que siga cantando, porque además de lo divertida de las letras, Rosa también le da música y ritmo a cada una.
Cuando le preguntamos a su hija Zoila Cecilia, ¿de dónde provienen las canciones que Rosa interpreta a los niños con entusiasmo?, ésta nos responde: “Mi madre hereda la música y el deseo de cantar para los niños, de sus ancestros. O sea, sus abuelos y tíos, quienes eran músicos e interpretaban todo tipo de canciones y tocaban todo tipo de instrumentos. Es de ahí de donde le queda ese otro don, si le podríamos llamar así, porque hay que confesar que ella vive ese momento, cuando canta para los niños y para quien sea, claro está, la música que cantaban nuestros familiares, era una música para adultos, pero mi madre la acogió, adaptándola a los niños”.
“De ahí es que conocemos las canciones como ‘Yo tenía diez perritos’, que según me cuenta mi madre, antes se la cantaban a ella y le gustaba tanto que la memorizó hasta estos tiempos, canción que como sabrás no hay un riosanjuanero que no la sepa. También conocemos la canción ‘Los hijos de mami’, pero esta sí fue creada por ella, por mi madre”, expresa Zoila Cecilia.
Para la comunidad de Río San Juan, doña Rosa ‘Titín’ es un símbolo de respeto y hasta veneración. Es querida y admirada, una mujer valiente que a pesar de las convalecencias de salud, no se ha dado por vencida y lucha día a día con fe.
“La fe lo es todo y por ella vivo. A mí me sostiene el poder de Dios y la Virgen María, de quien soy devota. Después de ese milagro que Jesús hizo en mi hijo Jesús María, para mí no hay nada más grande que el poder de Dios, por eso día a día rezo mis plegarias a ellos, sin descanso, a Dios y a la Virgen”, expresó muy emotiva Rosa ‘Titín’.
Y si la ve caminando por ahí no dudes en pedirle que te cante una de estas estrofas, ella con mucho gusto se detendrá a hacerlo y con su bastón en mano y el ritmo de sus labios te hará entonar cada línea, cada letra.
Canción ‘Dónde Están los hijos de Mami’
“Dónde están los hijos de mami que yo no los veo,
dónde están los hijos de mami que yo no los veo,
andarán buscando, buscando el camaroneo,
andarán buscando el camaroneo, uhm, uhm, uhm, uhm.
Dónde está el princeso que yo no lo veo,
dónde está el princeso que yo no lo veo,
andará buscando, buscando el camaroneo,
andará buscando el camaroneo, uhm, uhm, uhm, uhm, tucutun, tun, tun”.
Canción ‘Yo tenía diez perritos’
“Yo tenía diez perritos, yo tenía diez perritos, uno se calló en la nieve,
nada más me quedan nueve, nueve, nueve, nueve, nueve, nueve, nueve.
De los nueve que tenía, de los nueve que tenía, uno se tragó un bizcocho,
nada más me quedan ocho, ocho, ocho, ocho, ocho, ocho, ocho.
De los ocho que tenía, de los ocho que tenía, uno se llevó Casiete,
nada más me quedan siete, siete, siete, siete, siete, siete, siete.
De los siete que tenía, de los siete que tenía, uno se llevó Miguel,
nada más me quedan seis, seis, seis, seis, seis, seis, seis.
De los seis que yo tenía, de los seis que yo tenía, uno se llevó Jacinto,
nada más me quedan cinco, cinco, cinco, cinco, cinco, cinco.
De los cinco que tenía, de los cinco que tenía, uno se llevó Pascasio,
nada más me quedan cuatro, cuatro, cuatro, cuatro, cuatro, cuatro.
De los cuatro que tenía, de los cuatro que tenía, uno se llevó José,
nada más me quedan tres, tres, tres, tres, tres, tres.
De los tres que yo tenía, de los tres que yo tenía, uno se llevó Juan 2,
nada más me quedan dos, dos, dos, dos, dos, dos.
De los dos que yo tenía, de los dos que yo tenía, uno se llevó Mambrú,
nada más me queda uno, uno, uno, uno, uno, uno.
De los uno que tenía, de los unos que tenía uno se llevó…”.
He aquí la historia de una de las mujeres más retratadas y pintadas por muchos, visitantes y nativos de Río San Juan. Rosa Martínez Gil, Rosa ´Titín’, un icono de generaciones y que perdurará en la mente de cada infante y de cada adulto a quien ésta le haya entonado alguna de sus famosas canciones.
Su valor como mujer de fe trasciende todos los esquemas y es por ello que hoy forma de selección de personajes riosanjuaneros de mucho peso para la comunidad.
No dudamos que si alguien se topase en estos momentos con ella, aun con lo quebrantada que pueda estar, ésta no durará en, amablemente, cantar ‘los hijos de mami’ para ti, para mí, para todos y lo que es más tierno, para los niños y ser feliz con la sonrisa que estos le brindan al oírla cantar para ellos, esa su satisfacción.