El paso del tiempo ha dado buenos resultados a algunos hombres y mujeres del presente y también del pasado. Quizá para quienes en un entorno de amor, educación, cuidados y valores han podido florecer. Pero no así para aquellos a los que la mala fortuna les llevó a nacer en medio de la vulnerabilidad.
Y ¡no!, no existe la mínima oportunidad de salvación para esos desdichados niños que viven al asecho de su acosador y cuyos ´´padres´´ pasan olímpicamente de centrarse en saber dónde están sus hijos, con quién. ´´Padres´´ que no son capaces de entablar una conversación sino que gritan palabras groseras que hacen de ese niño o niña un pobre ser sumiso, incapaz de defenderse y que terminará por jamás volver a abrir la boca hasta que llegado un día, el grito desesperado pone punto final a su corta existencia en este mundo cruel.
No hay posibilidad de crecer como un ser humano digno, no porque viva en un barrio, sino porque como esponja los niños absorben todo cuanto les rodea en su núcleo familiar. Y qué no decir de aquellos que son empujados a mal actuar o los que tienen a su agresor en casa.
Sí señor, en este mismo país ´´ubicado en el mismo trayecto del sol´´, existen miles y miles de niños abusados bajo el consentimiento de padres perversos que siempre encuentran la manera de justificarse y salir libres de culpa cuando la desgracia ha cobrado la vida de un pequeño que debería estar en su humilde casa jugando a unas muñecas, o con sus soldaditos, a las canicas, leyendo algún libro infantil.
Y he aquí que, si logran sobrevivir entre el mal, lo que a continuación viene es la peligrosa evolución de un hombre o mujer a quienes su infancia les ha sido arrebatada de una manera perversa, indolente y atroz.
Como sociedad debemos revisarnos, no podemos normalizar los casos de violación y asesinatos de niñas y niños, como si de pollos en granjas se tratara. Para poder tener hombres y mujeres fuertes y sanos, también debemos criar a niños felices y que se castigue con la pena máxima a todo aquel que haga mal alguno a un inocente.
Los niños y niñas de hoy y los del futuro necesitan que su pureza sea custodiada. Los padres deben ser más padres y volverse conocedores de su tarea, sin poner excusa alguna. Se supone que ningún otro lugar debería ser más seguro para un niño como su hogar con papá y mamá.
Dice el filósofo Mirko Badiale ´En cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños´.