A Fidel
Un día como aquel día
que de México saliste
Raúl informa muy triste
que tu cuerpo se moría.
Mas tu ejemplo renacía
tan alto como el Turquino para seguir el camino de dignidad y osadía.
Hoy te vivimos Fidel
como el día del Moncada, donde juramos en cada minuto a ti serte fiel.
O como cuando bajaste
victorioso de la loma,
brillante cual sol que asoma su luz con barba en contraste.
Nunca se apaga la luz
de esa estrella brillante del coloso, del gigante, la de Fidel Castro Ruz. Como si fuera su ley sigue Fidel sudoroso en su trabajo afanoso, floreciendo en el batey.
A ti te absolvió la Historia, hombre de letra, estudioso. En la Sierra, el más rabioso; combatiente de oratoria.
Tu pueblo ha de repetir con profundo sentimiento, sin lágrimas ni lamento:
¡Morir por la patria es vivir”!
Donde estés, y estás aquí, junto a Guevara te miro con Raúl y con Ramiro, al lado de Frank País.
Siempre con la noche en vilo, con mirada en lontananza augurando una esperanza la sonrisa de Camilo.
Digo no existe la suerte ni mil formas de matar pues Fidel pudo escapar a ellas y vencer la muerte.
No podrá haber sepultura, por más tierra removida, donde repose la vida de un hombre de tu estatura.
Como Céspedes, Martí,
Máximo Gómez , Agramonte.
los guerrilleros del monte, El Ejército Mambí.
Cuba los vive y los siente en cada lucha, vibrantes,
Fidel con fusil, delante, ¡hasta la victoria siempre!