Amigo Covi-19, siempre pensé que la humanidad tenía la oportunidad de ser diferente, con tu llegada descubrí tantas cosas que realmente aún no se han superado.
Nos recordaste que somos débiles, que tenemos que tener cortesía, higiene, respeto de espacio, paciencia y valorar todo lo que está a nuestro alcance por limitado que sea.
Viniste a hacer el trabajo que muchos no comprenden, tú no ha matado a nadie, ya que todos tenemos un ciclo y la hora del reloj corrió y paro en frente de quien le tocaba; dice mi abuelo, “que justificación quiere la muerte”. Por esta vez se vistió de tu nombre.
Tuve momento que lloré por no tener respuesta a lo desconocido, pasado los días y mi agitada búsqueda de respuestas a infinidades de preguntas, descubrí que realmente tú no eres el enemigo, mucho menos el verdugo, sino que eres el canal de un gran mensaje que la mayoría morirá sin saber o entender cual fue.
Pero ciertamente después de ti, ya nada será igual, tendremos que volver a nuestra naturaleza y cultivar la tierra, reforestando, cultivando y protegiendo cada especie viviente porque son parte de un sistema mágico de la estabilidad de la famosa humanidad que hasta el momento yo pensaba que era racional, más bien somos la única especie capaz de destruirnos sin medir las consecuencias.