La sociedad dominicana estaba más que segura que se avecinaba un cambio en esta elecciones reciénpasada; tanto en el nivel municipal como en el nivel congresual y presidencial.
Nos parece que el mensaje estaba más que claro, el poder ejercido durante mucho tiempo desgasta de forma natural, es algo entendible y sin discusión… No se equivocaron.
El pueblo de Rio San Juan no se quedó ajeno a estos movimientos y ejerció́ su cuota de responsabilidad.
Sin embargo ese mismo pueblo ve con preocupación unos movimientos que se estarían intentando dar desde la oscuridad: acuerdo de aposento, como sucedían tiempo atrás cuando no teníamos acceso a mucha información. Y ya cuando nos enterábamos ya era muy tarde para ablandar habichuela. Ya el palo estaba dado. Como dicen los buenos refranes dominicanos
Me refiero a la intención de nombrar un cadáver político como lo es el anterior Alcalde de Rio San Juan, en una cartera tan importante como lo es el ministerio de turismo de la zona.
Si en 14 años de función no tuvo la más mínima intención de promover el desarrollo de la ciudad, siendo ley, batuta y constitución en esa Alcaldía y quien lo contradijera ya sabía el camino que le tocaba, no quiero ni pensar cuales serían sus macabros planes en esa importante cartera.
Me consta de las intenciones muy buena de nuestro actual alcalde Alan Checo de romper con todas las barreras para que el turismo despegue de una vez y por todas, simplificando las barreras a los inversionista, a la diáspora, para que se animen a construir en el municipio, y que de repente por acuerdos de personas maliciosas vengan y nos impongan un funcionario tan acabado políticamente, que ni siquiera pudo cerrar fila en su propio equipo de apoyo, equipo que lo mantuvo a nivel económico durante todos esos años de mandato, y que sin embargo en la contienda pasada, cada uno se fue por donde más le convino a título personal.
Es importante resaltar que este puesto es uno de los más importantes, ya que su función es gestionar permisos turísticos, apoyar a los inversionistas nacionales y extranjeros. Así es que cuidémonos de un nombramiento de esa magnitud. Y en caso de que eso ocurra, que Dios nos coja confesados.