Una de las definiciones de la palabra exceso es “lo que sale de los límites de lo ordinario o de lo lícito”; a mi me gusta particularmente definirlo como “sobrepasarse en algo o hacerlo en demasía”. Esto viene al caso por la cantidad de excesos que cometemos día a día y son las causas de nuestras constantes frustraciones y múltiples problemas.
Al comer, al hablar, al consumir bebidas, manejar y hasta en nuestra vida sexual cometemos todo tipo de excesos que pueden de muchas formas llevarnos a la adicción o la dependencia y de ahí a la enfermedad y hasta a la muerte.
Sólo trabajar en el control de la voluntad puede servir para evitar caer en los excesos más comunes sin sustituir uno por otro. Ejemplo, el de un conocido que tras controlar su adicción al alcohol lo ha sustituido por su adicción al sexo como una forma de paliar lo que en el fondo puede ser la causa real, que es una personalidad depresiva que buscaba en el alcohol salir de su depresión y ahora lo sustituye por tener relaciones sexuales con la mayor cantidad de mujeres como cura momentánea de sus crisis depresivas, y considerando a las mujeres como simple objeto sexual comprable como si se tratara de una cápsula de Prozac. Se conoce que los maníacos sexuales y las ninfómanas llevan en su personalidad un gran componente depresivo.
La voluntad es una propiedad que nos dota de capacidad para llevar acciones contrarias a nuestras tendencias inmediatas usando la razón, la memoria, la motivación y constituye en sí el poder de elección de la conciencia.
Cuando elegimos comer determinados alimentos a pesar de que sabemos que serán dañinos a nuestra salud estamos haciendo un acto de voluntad negativo consciente como si fuera un “sepukku” mediato o una autoflagelación masoquista. A diario vemos personas comenzando dietas o sistemas de alimentación que duran menos que cucaracha en gallinero porque son actos momentáneos para ir con la moda y no verdaderos actos de voluntad consciente positiva.
Trabajar en la voluntad es bastante difícil, pero es lo único que te asegura un muro de contención a los excesos, la obesidad (la mayor causante de muertes), el alcoholismo, la logorrea, la mitomanía.
La sustitución de un exceso por otro sólo pueden ser controladas por medio de la voluntad, trabajemos en ello y seremos mejores personas.