El primer día creó la Nada, para que hubiera algo. Y al segundo día creó la Luz, sin Nada que le hiciera sombra. Y al tercer día inventó cosas que llenaran la luz de sombras: las nubes, la Tierra y sus árboles frondosos. Y al cuarto día hizo el infinito, para que todo lo anterior se sintiera pequeño. Y al quinto día inventó todo lo Humano (hombre, mujer, virtudes, defectos, errores y aciertos). Y el sexto día lo dedicó a celebrar haber hecho tantas cosas en tan corto tiempo. El séptimo día amaneció malhumorado y con una resaca del demonio (que también ya lo había inventado). Y fue así como, sin quererlo, inventó algo imperdonable: el día Lunes.
