Cuando aún bostezaba, semidormido, por la parranda de la anoche anterior, el sol salió tímidamente en silencio en una mañana llena de magia, dándole los buenos días a un grupo de margaritas que despertaban a inquietas mariposas en la falda del Cucurucho de Peravia, cerca de las aguas cristalinas del río Baní, mientas un barrancolí de diversos colores jugueteaba sin descanso por el valle, en los momentos en que el poeta Héctor Inchaustegui Cabral terminaba una poesía con olor a café.
Desde las galaxias cercanas me gozaba este ritual, pero me quedé impactado en un momento dado por la presencia de seres de luz, que no tenían color en su piel, que venían tocando una música contagiosa con tambores y fututos que después de un tiempo supe que era un Gagá, dirigido por un tal Geo Ripley, al cual no le perdía un movimiento a una imponente mulata que me dijeron que era Martha la Dominadora por su peinado, un collar azul de larimar en su cuello y unos ojos enigmáticos, color ámbar, que luego supe que su verdadero nombre era Fior.
En una pausa, conversaba con Geo, pero dudaba que fuera humano, estaba hecho de ternura y timidez con olor al universo. Se quedó demasiado tiempo cogiendo sol y terminó casi transparente con unos ojos azules como si fuera el firmamento. Usaba una túnica blanca y me llevó primero a un sacerdote africano que se había apropiado de todos los misterios del universo y de la eternidad. Allí hizo su iniciación, con en un ritual de la vida y de la eternidad, que luego refrendó con un babalao cubano y con una mambó haitiana. Sus dimensiones espirituales son tan inmensas que reconoce la grandeza del Dios cristiano, reverencia a Jesucristo y venera a la Virgen de la Altagracia. ¡Geo es un ser superior, democrático, que no conoce la discriminación!
Es un ser contemplativo, creativo, rebelde, adicto a lo nuevo, a los “misterios”. Jama su mente está quieta o descansa. No tiene pudor por la irreverencia, busca las esencias, los símbolos y los ancestros. Para él, lo menos importante es el color de la piel, estatus político-económico, sin que le impresione el traje o el vestido. Solo conoce la marca de lo original y lo sencillo. ¡El brillo lo vislumbra por lo que está adentro y no por la apariencia!
Pero un día me convencí que Geo también era mortal. Su catarsis, donde convive con la magia, es la plástica, la pintura de la figuración de lo insólito, de colores de la vida. La sobredimensión de su espiritualidad está contenida del simbolismo de lo inédito. Siempre hay un sentido, una historia y un mensaje en sus obras artísticas. Sus dimensiones de sensibilidad ofrecen el código para la comprensión del todo. Sus cuadros son un mundo siempre inesperado que sorprende a la imaginación. Es lo insólito, lo sorpresivo, lo irreverente, lo simbólico y lo provocador.
Su modestia compite con su humildad. Su mirada es persuasiva y sus respuestas, ante la infamia, es el sonrojo. El pudor se apodera de su piel y se comporta como un monje tibetano o como un sabio gurú africano. Habla con el silencio y responde con la mirada. ¡Geo sonríe ante la poesía y se sobrecoge con la música! ¡Es un ser irrepetible! ¡Es unico!
Geo, que había sido legitimado al quedarse con el segundo lugar en el concurso de Arte Eduardo León Jiménez en 1972, se trasladó a la Academia de Bellas Artes de Roma, Italia, donde realizó un posgrado en artes para ampliar sus conocimientos técnicos, porque sus temas vienen de la diversidad de convivir con culturas diferentes de las que él es un privilegiado por sus dimensiones astrales y sus visiones siderales. Joven, recolector de sueños, de tradiciones, lo vi delirando por su encuentro con el Cemi de algodón de Turín, soñando que regresaría a su país de origen.
Aunque sus ojos vieron por vez primera las lomas y las montañas en Venezuela, su pasaporte es válido para todo el mundo, para mostrar la magia de sus interioridades y la grandeza de su plástica, llena de colores, fantasía, esencias, música y símbolos. Siempre he estado a su lado, especialmente en sus exposiciones en Bogotá, Madrid, Roma, Caracas, Sao Paulo, Londres, México, la India, San Salvador, Japón, Suiza, Puerto Rico, entre otros lugares, con propuestas alternativas, subversivas, con esencias de espiritualidad, de raíces, de tambores y de ancestros.
A pesar de que los ritos de iniciación siempre son una tentación para los que entienden el lenguaje de lo trascendente, de la eternidad y de la vida como él, los títulos de sus exposiciones siempre son una provocación de instalaciones multidimensionales y performances llenos de fe y de energía, apelando siempre a los símbolos como lenguaje subversivo: “Ad Mojen dei Glorían” (Para mayor Gloria de Dios), “Puerta del Perdón”, “El Cristo de la Rama de Espinas”, “El Pan Nuestro de Cada Día”, “Caligrafía Mágica Escritura de Dios”, “El Ancestro con el Cuerpo Pintado de Rojo Sobre un Caballo Blanco” o ”El Dios de la Yuca y del Cazabe”
Las instalaciones para sus exposiciones son siempre una convocatoria a seres siderales y a los ancestros, presentes desde el 1972 como sucedió en Santiago de los Caballeros, cuando innovando, haciendo rupturas con visiones ancestrales, sus pinturas fueron acompañadas de incienso, música, signos en el piso, velas, velones, simbologías espirituales y agua bendita.
Geo, por la acumulación de sabiduría, es docente de la UASD, es maestro en diversos barrios populares y bateyes del país. Allí, no solamente enseña, sino que bebe la sabiduría popular. Como responsable durante años de todo lo que es patrimonio inmaterial del Ministerio de Cultura, fue grande su cuota de responsabilidad en que el merengue y la bachata fueran incluidas en el listado oficial de los Patrimonios Inmateriales mundiales de la UNESCO, y que próximamente sea considerado también el cazabe como patrimonio del mundo. Es uno de los responsables de la revalorización del Gagá como expresión artística-cultural dominicana.
Hace poco, la Asociación Dominicana de Historiadores del Arte y el Centro Cultural BanReservas, con la responsabilidad profesional y la visión artística de María Fals, organizaron acertadamente, un acto de justicia, un conversatorio en reconocimiento a la carrera artística de este artista plástico, ser humano excepcional, al cumplir 70 años bregando con pínceles, brochas y pinturas en lo que ellos denominaron un “conversatorio sobre la luz, el color y la esperanza”.
Tal como expresa la invitación, Geo “es un explorador de mitologías, antropólogo del espíritu, maestro apasionado, disidente del arte conformista, escritor, diplomático de las culturas” y sobre todo, símbolo de la identidad nacional y parte del patrimonio de la nación.