Mientras más se invierte en educación más lejos estamos de poder exhibir que progresamos en el conocimiento de los rudimentos de la lengua, de su mejor modo para transmitirla de entenderla
Algo pasa, no descubierto aún, no investigado, que tenemos más peloteros en las Grandes Ligas de béisbol de los Estados Unidos que médicos en los campos, tenemos más putas regadas por el mundo (de Kuwait sacaron unas cuantas cuando la Guerra del Golfo de 1990) que pediatras en las provincias más pobres de la frontera terrestre con Haití.
Anualmente se gradúan como médicos decenas de jóvenes que no van a encontrar dónde trabajar, aunque haya plazas no cubiertas en los hospitales por falta de fondos que emplean, de modo muy extraño, en partear miles de haitianas que cruzan la frontera, a pesar de los miles de soldados apostados allí para impedir el paso de viajeros ilegales, parte de una operación muy bien administrada de invasión con fines de terminar la carcomida base del Estado dominicano, cuidadosamente perforada por años en una tarea ejecutada sin prisa, pero sin pausas.
Sin ánimo de polémica, me atrevo a calificar la situación de la educación oficial de elitista, ello así, mientras el pueblo no llega a comer piltrafas, las clases medias, los ricos y los muy ricos, tienen aquí, en nuestro país, educación de primera, comparable con el de muchas universidades extranjeras de prestigio. Lo más interesante es cómo el Estado subsidia esas universidades de élites sin exigir que las beneficiarias eleven su nivel académico.
Se sabe, pues, que la inversión del 4 % del Presupuesto en el área de la educación oficial no rendirán frutos, hasta dentro de 15 o más años, si las autoridades no reforman lo que hay que reformar y actúan con la responsabilidad que se espera.
Basta ya, de que la educación nacional obligatoria sea un cuadrilátero en el cual el gobierno no gobierna porque los maestros hacen lo que les viene en ganas…y no hay sanción, hay premios y aumentos de sueldos sin que se muestren mejorías en los resultados. Los gurúes, sabios, súper técnicos, doctores en Educación saben que a la escuela se va a aprender artes, a estudiar, leer, escribir, comprender, sumar, restar, dividir y multiplicar.
Saben esos sabios, que el desarrollo de esos conocimientos corresponde a niveles superiores, que es en la escuela Secundaria donde debe comenzar la educación en conocimientos generales que los alumnos puedan asimilar, y seleccionar la materia de su preferencia. Y falta más por sugerir y falta más por decidir. Ya estamos tarde. El reloj marcó hace horas el tiempo de reformar, para bien, la educación nacional.