El crecimiento acelerado experimentado por el municipio Río San Juan, en términos de inversiones turísticas privadas y desde el gobierno central, ha tenido poco provecho en el rendimiento de los servicios corporativos que debe ofrecer el Ayuntamiento, traducido en improvisación, arrabalización, falta de alumbrado público, e inseguridad ciudadana y el abandono del campo.
La ineficiencia para tener bajo control temas puntuales como la recogida de la basura, cuestión que el gobierno ha donado millones de pesos para la compra de equipos, pero estos al parecer fueron adquiridos para lujo en plataforma digitales, y el pueblo sufriendo del arropamiento de los desechos sólidos.
Cuando un gobierno local deja a un lado la reparación de calles, el drenaje pluvial, cementerios, caminos vecinales, canchas al deterioro, matadero y mercado, esto es atribuido a la falta de gerencia de las autoridades municipales, esas que predicaban las buenas voluntades, pero en tiempo de campaña.
Al entrar en su último año de gestión, la actual administración ha manejado cifras millonarias, parte de esos recursos serían suficientes para hacer frente a los principales males que afectan a Río San Juan.
Un alcalde con un pueblo en descuido y caracterizado por implementar el sistema del viaje al vuelo, en conclusión, no ha podido conectar con los diversos sectores representativos, lo que se considera un fracaso como gerente municipal que en su mirada refleja una conducta trujillista enmarcando clasismo, odio y el yoismo.
Como gerente ha sido poco capaz de ver las cosas globales del municipio y desarrollar planes y acciones en coordinación con los sectores representativos, empresarios, comerciantes, profesionales y de la población en sentido general, estos lo ven como guardia.
Cuando una autoridad local hace caso omiso a los reclamos de los sectores más necesitados, pese a haber nadado en dinero para hacer frente a los principales males, se puede calificar como indolente y puede ser hasta pulpo.
Sé que pronto los fariseos serán sacados del templo, por lo que esto augura nuevas esperanzas, no como el renacer de los que llegaron hace tres años y vendieron sueños.
Lo primero que hay que hacer es establecer un plan estratégico de desarrollo municipal que sea un instrumento en donde las decisiones las ideas, planes y propuestas tengan el apoyo y el aval de todos los sectores de la sociedad, sin excluir a nadie, pero para esto no pueden intervenir los guardias.