En la República Dominicana, una sombra se cierne sobre la sociedad, una sombra que se manifiesta en la alarmante incidencia de feminicidios y otros crímenes que conmocionan a la opinión pública. Sin embargo, detrás de estas tragedias, se esconde una problemática más profunda y silenciada: la salud mental.
Las autoridades de salud parecen ignorar la relación entre la salud mental y la violencia, enfocándose únicamente en tratar las consecuencias, en lugar de abordar las causas. La falta de políticas efectivas y programas de prevención en salud mental es alarmante, especialmente cuando se considera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que uno de cada cuatro personas sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida.
La salud mental es un tema tabú en nuestra sociedad, y esto contribuye a que las personas afectadas se sientan estigmatizadas y sin acceso a servicios adecuados. La falta de conciencia y educación sobre la salud mental impide que se busquen soluciones efectivas para prevenir la violencia y promover el bienestar emocional.
Es hora de que las autoridades de salud en la República Dominicana tomen medidas concretas para abordar la salud mental de sus ciudadanos. Se necesitan programas de prevención, servicios de apoyo y tratamientos accesibles para aquellos que sufren de trastornos mentales. La sociedad dominicana merece una respuesta más efectiva y compasiva ante esta problemática.
No podemos seguir ignorando la salud mental y esperar que la violencia disminuya. Es momento de actuar, de hablar abiertamente sobre este tema y de buscar soluciones conjuntas. La salud mental no es un tema secundario, es una prioridad que requiere atención y acción inmediata.