Es triste observar los acontecimientos ocurridos en Venezuela, donde un dictador de la peor extirpe, amparado en el poder y la fuerza, desconoce sin pudor y con un espeluznante cinismo, la voluntad de todo un pueblo expresada a través de su voto. Este crimen electoral, debe ser repudiado por todo ser humano, que haya sido dotado de un mínimo de sensibilidad y amor por la libertad.
Esta situación presentada en el hermano pueblo venezolano, que ha sido víctima del más burdo y espeluznante robo de sus anhelos de libertad, me hace remontar a lo vivido en 1978 en nuestro país, donde otro dictador, Joaquín Balaguer, intentó desconocer la voluntad del pueblo dominicano expresada en las urnas.
Balaguer en el 1978 tenía 12 años en el poder, sosteniendo sus mandatos, en base a una cruel y sangrienta represión, que implicó cientos de asesinatos, encarcelamientos, deportaciones y persecuciones. En esos 12 años los hijos de Quisqueya, con ideas revolucionarias y progresistas, tuvieron que vivir en la más temible y obligada clandestinidad.
El dictador ilustrado Joaquín Balaguer, hizo todo lo posible por desconocer la voluntad de un pueblo que le dijo que no en las urnas, pero la solidaridad internacional, encabezada por Venezuela le impidió lograr sus nefastas pretensiones tiránicas. El gobierno venezolano fue nuestro principal aliado, en ese momento difícil y crítico de nuestra historia, que abrió las puertas a la democracia en la República Dominicana.
Hay acontecimientos que marcan la vida de las naciones, ya sea de manera positiva o negativa, en esa ocasión, José Francisco Peña Gómez, se elevó por encima de todos, para convertirse en un apóstol de la libertad. Su esfuerzo y vínculos internacionales, permitieron que Antonio Guzmán y el PRD, llegaran al poder, para desde ahí, regalarle al sufrido y golpeado pueblo dominicano, el derecho de vivir en libertad y sin opresión.
Los tiranos si le es posible, jamás se van sin mantener una cuota de poder, por lo que Balaguer usó a Vincho Castillo, para robarle 4 senadores al PRD, lo que fue conocido como FALLO HISTÓRICO al fraude electoral perpetrado por Balaguer(GACETAZO). Eso le permitió al dictador, controlar la justicia con la mayoría fraudulenta obtenida con su maquinación maquiavélica.
Lo de Venezuela nos recuerda la célebre frase, de que la historia se repite dos veces, primero como una tragedia y después como una farsa. Aunque a veces como plantea Slavoj Zizek, que la farsa puede ser, incluso, más terrorífica que la tragedia original.
Parecido al 1978 en República Dominicana, en Venezuela, un dictador despótico y sanguinario, llamado Maduro, actuando como todo psicópata, frío y calculador, sin argumentos ni recursos legales, simplemente desconoce la voluntad del pueblo expresada en las urnas.
Parecido al 1978 la comunidad internacional, entre la que se incluye nuestra Nación, está levantando su voz para que le sea reconocida la victoria a los legítimos ganadores de la contienda electoral. En aquella oportunidad lo logramos, por lo que debemos albergar la esperanza de que más tarde o más temprano, Venezuela también lo logrará.
La historia deja sus huellas indelebles, por lo que muchos mandatarios del mundo, así como seres humanos corrientes, con su actitud solidaria con el pueblo venezolano, pasarán a formar parte de quienes tuvieron la gallardía y el honor de enfrentar al tirano, ante el robo fraudulento de lo más sagrado que existe, la LIBERTAD.
Pero al mismo tiempo pasarán a la historia, pero de manera deshonrosa, aquellos que se pusieron al lado del dictador, coincidiendo, con los sátrapas de Rusia, China, Cuba, Nicaragua e Irán. De manera circunstancial, podrán escabullirse ante la turbulencia del momento, pero seguro que serán juzgados y sentenciados por el mismo tribunal que condenará a Maduro, como lo ha hecho a través del tiempo, con todos los criminales del mundo.
Nadie escapa al tribunal de la historia.