Los psicópatas se le considera junto a los sociópatas, la parte más extrema del Trastorno de la Personalidad Antisocial (TPA), los cuales tienen un patrón de conducta general, basado en la manipulación y forma de vida de los demás.
La psicopatía empieza a dar sus primeros síntomas a los 15 años, pudiendo aparecer en algunos casos a los 11 años, aunque su diagnóstico no puede ser antes de los 18 años. La mayoría son hombres, siendo muy mínimos los casos de mujeres, considerándose que a los 22 años es que su conducta más se intensifica, comenzando su descenso después de los 50 años.
Los psicópatas son considerados depredadores infernales e imposibles de tratar, ya que su violencia es bien planeada, decidida y carente de emociones. Se ha llegado a la conclusión que que su sistema nervioso autónomo es bajo, por lo que carecen de ansiedad, los que los lleva a actuar de manera fría ante el peligro, siendo motivados sólo por el control y la dominación.
La característica prototípica del psicópata es su falta de miedo y tendencia al sadismo, actuando siempre con una actitud pretenciosa y un apetito insaciable para lograr sus propósitos. Por esa actitud en los cuerpos élites de combate, siempre ha habido muchos psicópatas, buscando fama, reconocimiento y medallas, para coronar su narcisismo y reiterar su supremacía sobre los demás.
Hay un ejemplo muy famoso que nos ilustra sobre este tema, que fue el francés, Manfred Von Richthofen, mejor conocido como el Barón Rojo. Según sus compañeros nunca experimentó el miedo y tenía una clara tendencia al suicidio. En la Primera Guerra Mundial, dirigió 58 operaciones con éxito, derribando 80 aviones, algo jamás superado. Murió en combate en 1918 a los 25 años.
La psicopatía es un desorden cerebral, tratada como una enfermedad mental, que según estudios científicos, está condicionada por factores neurobiológicos, que no tiene ninguna respuesta al MIEDO. Por lo que se considera que está asociada a disfunciones en una parte del cerebro, llamada amígdala, que es la responsable de las emociones.
Para comprobar esto se realizó un estudio con niños menores de 3 años, donde los que tenían una predisposición autónoma al miedo, después de 20 años, se comprobó que ya adultos tenían una predisposición a la criminalidad. Este estudio demostró, que esa predisposición no estaba explicada por factores sociales, de género o raza, sino por un asunto genético.
Por esta razón los últimos estudios científicos indican, que sólo con una resonancia magnética se puede diagnosticar un psicópata, ya que por sus grandes habilidades, puede siempre mentir, engañando a todos, pero no puede modificar su actividad cerebral ante un escáner. Por esa capacidad de manipulación del psicópata, podemos convivir con él, sin sospechar jamás que es víctima de ese trastorno extremadamente peligroso.
Existen varios sin-tipos de psicópatas, entre ellos el Primario, que no responde al castigo, a la tensión, ni a la desaprobación. El secundario, que es el arriesgado, audaz, un guerrero propenso a las aventuras y nada convencional, pero proclives a reaccionar a situaciones de estrés. El descontrolado, que son los que pueden enfadarse o enloquecer a diferencia de los otros sub- tipos, son fuertes y con una marcada tendencia a los impulsos sexuales, que los lleva a convertirse en violadores constantes.
Y por último tenemos el carismático, que es el más peligroso de todos, ya que por su alto nivel de inteligencia, tiene mayor capacidad de manipulación y control. Son mentirosos, atractivos y embaucadores, que pueden llevar a sus víctimas a niveles que abandonen todo lo que poseen, incluyendo sus vidas.
Estos psicópatas carismáticos, tienen un talento especial y una capacidad demoníaca para persuadir a otros, llegando en muchos casos a convertirse en líderes en diversas áreas y sobre todo de algunas sectas religiosas.
Después que conocemos un poco sobre la psicopatía, sería bueno preguntarnos, si hay alguno de ellos, con un rostro de angelito, merodeando en nuestro entorno, o hasta conviviendo dentro de nuestras familias.