Sospecho que Donald Trump no gobernará cuatro años, pues su pueblo no soportará tan larga
locura, que hoy se manifiesta con hechos insólitos: alejamiento de Europa, con pérdida de poder
en el Atlántico Norte; alejamiento de China, con pérdida de influencia en ese enorme mercado;
alejamiento de Rusia, que hoy ejerce un poder que Washington ya no tiene ni en Micronesia;
alejamiento de América Latina, cuyos grandes capitales ya se entienden mejor con Rusia, India,
China y Sudáfrica (que con Brasil forman el grupo BRICS) y alejamiento de su pueblo, que
rechaza su afán de deportar a veinte millones de hispanos, la más disciplinada masa laboral de
los Estados Unidos.
