A pesar de los avances tecnológicos el cerebro humano es una realidad que hasta el momento no ha podido ser igualada, demostrándose científicamente que éste puede almacenar las informaciones contenidas en todas las bibliotecas del mundo, ya que contiene millones de células y cada una de ellas puede contener millones de informaciones.
Los científicos han comprobado que el cerebro humano es usado en su generalidad en menos de un 5%, convirtiéndose genios como Einstein en excepciones que no llegaron a utilizar un 10%. Esta maquinaria maravillosa que constituye el cerebro humano está ocupada en más de un 85% por el subconsciente, siendo la parte consciente, lo que tenemos la posibilidad de manejar y recordar un poco más de un 10%.
Pero aunque no logramos recordar esas informaciones están en el disco duro del cerebro, en algún lugar del subconsciente, las cuales salen a la superficie en los sueños, por lo que se ha comprobado que el sueño es una manera de pensar inconsciente. Sólo cuando logramos un sueño profundo no logramos soñar, lo cual ocurre un par de horas en la noche, lo que nos coloca en un estado de quietud donde la mente deja de funcionar y entonces nos permite un real y reparador descanso.
La mayoría de los seres humanos pasamos la mayor parte del tiempo en un estado de inconciencia, vivimos y actuamos en esa condición, por lo que hacemos las cosas de una manera automática, mecánica, lo que se refleja cuando al llevar la cotidianidad de la vida, tenemos el cuerpo en un lugar y la mente deambulando por otro sitio, lo que nos indica que no estamos siendo consciente de lo que hacemos.
Actuar con consciencia es estar en alerta permanentemente, concentrado en lo que hacemos, es algo aparentemente muy sencillo, pero complejo a la vez, ya que para ser consciente sólo tenemos que vivir el momento, cuando comemos estar comiendo, lo mismo cuando nos bañamos, cepillamos los dientes, etc. En conclusión, tener la capacidad de disfrutar lo que hacemos sin permitir que la mente vuele por otros lugares.
La mejor experiencia para lograrlo es convertirnos en observadores de nosotros mismos, para esto debemos estar centrados en nuestro ser, no en la periferia, poniendo a depender nuestro estado de ánimo de elementos externos, de lo que piensen y digan los demás, porque esto jamás nos permitirá tener paz y tranquilidad. Sólo cuando logramos a través de la observación que nuestra felicidad dependa de nosotros mismos, podremos lograr que la mente no siga haciendo ruido, con pensamientos que nos producen todo tipo de sentimientos negativos.
Es importante comprender que debemos vivir el presente, porque el presente es una conexión con el pasado y el futuro, si nos concentramos en un pasado que sólo está en el recuerdo, que está muerto y en un futuro que en realidad es una proyección del pasado, que nada más nos trae angustia, preocupación y ansiedad, si no vivimos el presente y insistimos en el pasado y el futuro, desgraciadamente jamás tendremos paz, tranquilidad ni felicidad.
Vamos a vivir el presente de manera consciente, sin resentimientos, odio, celos ni rencores, vamos a disfrutar de las cosas maravillosas que nos proporciona la vida, de la manera que usted quiera, porque en definitiva la vida de cada quien es su propia vida y tiene el derecho de hacer lo que entienda que lo hace sentir bien, satisfecho y feliz, sin importar lo que quiera, piense y entiendan los demás.