Queridos niños: Deben saber que en el 2025 todos sabíamos que, de seguir el mundo
como iba, el agua se agotaría; que ya nos quedaban pocos ríos; que nos teníamos
requetesabido que las montañas se estaban quedando peladas; que ya se había
denunciado, aquí y en los demás países, que la temperatura del planeta disolvería los
glaciares; que las superpotencias, principales responsables del caos, se mantenían
indiferentes ante los tratados ecologistas internacionales y ante los airados reclamos del
mundo; que, a pesar de conocer todo eso, no hicimos todo lo necesario para evitar esta
caos. (Los quiere, desde cien años antes, el tatarabuelo…

A mis imaginados tataranietos
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