La información a través de nuestra historia, desde la edad de la piedra hasta la era moderna, ha estado comandando los cambios que se han ido produciendo. Pasando desde una información rudimentaria, hasta la creación de los poderosos algoritmos y ordenadores de la IA.
Los sapiens no llegamos a dominar el mundo por ser muy sabios, ni superiores a los demás homos, incluyendo el Neardental, sino por ser los únicos animales capaces de cooperar de manera flexible y en gran número. Lo cual, según estudiosos de la materia, ocurrió por los cambios evolutivos en la estructura de nuestro cerebro, así como por las capacidades lenguisticas, que permitió crear relatos ficticios, pero creíbles.
Los relatos han creado redes humanas a gran escala, partiendo de la información, que permitieron convertir al sapiens en los humanos actuales. Mientras los demás homos, no pasaban de pequeños grupos, los sapiens con la revolución agrícola, lograron crear grandes aldeas, que colaboraban entre sí, convirtiéndose en los homínidos más poderosos del planeta.
El intercambio de información, crea una realidad intersubjetiva, que hace que no se conecte con la persona, sino con el relato que se cuenta sobre esa persona, que fue lo que pasó con Stalin y Hitler. Por ejemplo, Hitler después de sacar solo un 3% en las elecciones del 1928, ganó las elecciones en el 1933, porque mediante la crisis económica, millones de personas llegaron a creer en el relato nazi, más que en el de las otras alternativas.
Los relatos fueron la primera tecnología de la información relevante, desarrollada por los humanos, que establecieron las bases para la cooperación a gran escala. Por ejemplo, Becker en su libro; "El martillo de las brujas", permitió fundamentar un relato, sobre las supuestas brujas, que lo impuso a la realidad, sentando las bases para las cacerías y asesinatos de miles de "brujas", quemándolas vivas, por informaciones falsas y tóxicas de ese relato falso y manipulado.
Asi como por el desarrollo y sustento de una red de información, surgió Hitler, Stalin y las cacerías de "brujas", en la era moderna, con el surgimiento de la revolución tecnológica, con sus ordenadores y algoritmos, existe el peligro de su uso y manipulación por populistas y regímenes totalitarios. Por eso la IA como el último peldaño de este cambio digital a partir del 2020, es algo que debe ser observado con cautela y preocupación.
La IA puede tomar sus propias decisiones y producir ideas por sí misma, llegando con sus algoritmos a generar noticias falsas y teorías de la conspiración. Aprendiendo cosas que ningún ingeniero humano ha programado, pudiendo decidir otras que ningún ejecutivo humano ha previsto.
El poder de la información en manos de la IA es tan poderoso, que en el 2022, las principales compañías tecnológicas destinaron en Estados Unidos 70 millones al cabildeo y 113 millones en Europa, superando en esta labor, a poderosas compañías petroleras y farmacéutica.
Esas grandes compañías tecnológicas como Google y Byte Dance, obtienen información personal de todo el mundo de manera gratis, para usarla en desarrollar sistemas de IA, para luego venderlas a gobiernos y compañías privadas. Esto debiera ser visto con escepticismo, ya que la privacidad ha desaparecido, para dar paso al colonialismo de datos.
En el 2024 podemos afirmar que se ha llegado al punto, de que una red informática puede seguir a la población de países enteros las 24 horas del día, dependiendo de los agentes digitales que llevemos, como los celulares inteligentes. En realidad, somos presos de confianza de los algoritmos de la IA.
Mientras un humano no es capaz de leer más de 250 palabras por minuto, un algoritmo puede procesar millones de palabras por minuto y leer 2,600 millones en menos de una hora. Los sapiens vivimos en una burocracia digital, inhalando y exhalando datos constantemente, por lo que cada acción que realizamos deja un rastro de datos que se recolecta y analiza para identificar pautas a seguir.
La red informática o IA, a través de nuestros teléfonos inteligentes, puede identificar afiliación política, además, con precisión identifica que nos provoca enfado, temor o alegría, para de esta manera predecir y manipular nuestros sentimientos, que permitan vendernos un producto o una alternativa electoral.
Al igual que los humanos, la IA inicia la vida como un algoritmo bebé, al ser programados con capacidad de aprender y de accesar a un mundo de datos. Eso al poco tiempo los lleva a explorar el mundo, al igual que los recién nacidos orgánicos, para convertirse en poderosos instrumentos con inteligencia ajena, capaz de producir sus propias ideas, al margen de su programador.
La información es el oxígeno de la era moderna, ojalá que esa red informática, IA, sea usada para el bien de la humanidad y que no sea aprovechada por gobiernos totalitarios y populistas, como lo hicieron en el pasado Stalin y Hitler con sus relatos manipulados.
Todo indica que desde la edad de la piedra hasta la era moderna. La información es poder.