Cada período de la historia de la humanidad tiene su propio signo, o dicho de otro modo, tiene sus elementos característicos. El nuestro no es la excepción. Ahora bien, a la hora de hablar de los elementos que caracterizan la época moderna – como cualquier época – de seguro, habrá que partir de un observatorio. Cada pensador tiene el suyo. El observatorio es la ideología en que está colocado cada analista. Por ello, muchos son los enfoques y muchas las conclusiones y todas merecen – por lo menos en principio- la oportunidad de ser sometidas al debate.
Particular atención merece la versión del pensador polaco Zygmunt Bauman, quien a través de más de cinco decenas de libros y más de 100 ensayos ha dejado huellas en el pensamiento de nuestra época. Entre los textos de Bauman destacan El Holocausto, Modernidad y Posmodernidad Solida y Liquida y Vidas Desperdiciadas: La Modernidad y sus Parias. Este último es la razón del presente trabajo.
En este texto Bauman plantea que la sociedad moderna deja como resultado “residuos humanos”. Residuos compuestos por los excluidos: flujos migratorios, principalmente de los llamados países del tercer mundo hacia los países del primer mundo, que las sociedad moderna no está en capacidad de absorber, según los principales actores de ella; guetos, barrios de mala fama y campos para refugiados, entre otros. Para Bauman esos “residuos humanos” son consecuencia inevitable de la modernidad.
Esta sociedad, para el autor, está desprovista de los más elementales valores humanos. Es una suerte de sociedad inmisericorde. Conclusión a la que llega, básicamente, después de comparar este periodo de sociedad de consumidores con la sociedad de productores.
La modernidad es pues, trágica para los grandes segmentos poblacionales que no pueden embarcarse con éxito en la dinámica consumista y lo peor es que quienes no se suben al barco son « víctimas colaterales ›› de este progreso y dejadas abandonadas en el vacío social.
Queda claro en el texto en cuestión que los excluidos no tiene manera de reinsertarse a la sociedad en condiciones satisfactorias.
Toda sociedad, según Bauman, ha tenido sus «víctimas colaterales ›› y ha dejado tirado en el basurero a los desechos de esa sociedad. Sin embargo, ese proceso se ha acentuado de manera significativa en la sociedad moderna. Afirma, además, que la separación entre« lo útil ›› y «lo inservible ›› nunca había sido tan marcada.
Hoy día la separación entre el « el producto ›› y « el residuo›› es abismal, y con ello se garantiza negar al residuo toda posibilidad de reencarrilarse en el tren social.
Vidas residuales condenadas al ostracismo y la nada son las Vidas Desperdiciadas de Zygmunt Bauman y cual desperdicio tiene una alta carga contaminante y toxica. Razones esta, que justifican el mantenerlas alejadas. Guetos, campamentos para refugiados, barrios conflictivos y zonas fronteriza son solo muestras de estos basureros para seres humanos desechados.
Desperdicios en tanto son superfluos. Superfluo, dicho por Bauman es ser supernumerario e innecesario. “ser supernumerario, innecesario, carente de uso – sean cuales fueren la necesidades y los usos que establecen el patrón de utilidad e indispensabilidad-. Los otros no te necesitan; pueden arreglárselas igual de bien, sino mejor, sin ti. No existe razón palmaria para tu presencia ni obvia justificación para tu reivindicación del derecho de seguir ahí. Que te declaren superfluo significa haber sido desechado por ser desechable… « Superfluidad››comparte su espacio semántico con « personas o cosas rechazadas›› « derroche›› « basura›› «desperdicios « residuo››”.
Claro está en la tesis de Bauman que el elemento fundamental a tomar en cuenta para decidir quién es y quien no es «residuo››es el elemento económico. Es lógico que así sea, pues de lo que se trata es de una sociedad de consumo de bienes y servicios, y en ella lo que determina el papel de cada individuo en la misma es la capacidad económica. Dicho por el mismo Bauman “la respuesta a la superfluidad es tan financiera como la definición del problema: limosnas provistas, legisladas, avaladas o promovidas por el Estado y variables en función de la investigación de los recursos económicos en cada caso (designados con un abanico de eufemismo: subsidios de asistencia social deducciones tributarias, desgravaciones, subvenciones). Quienes se muestran poco comprensivos hacia una respuesta de ese tenor tienden a rebatirla en términos análogamente financieros (encabezados por un ¿podemos permitírnoslo ?***), apelando a la « carga financiera ››que todas esas medidas imponen a los contribuyentes”.
El sociólogo más tarde lo sintetiza con una agudeza y firmeza que aturden, al afirmar que “la separación y la destrucción de los residuos habría de ser el secreto de la creación moderna: eliminando y tirándolo superfluo…”
En todo el pensamiento de Bauman , está muy presente la idea de lo «superfluo›› y esta idea junto con la de « liquido››( mundo líquido, relaciones liquidas ) son fundamentales en el pensamiento de este autor. Por ello entiendo a lugar detenerme en explicar estos conceptos desde la óptica de Bouman.
Superfluo es, entonces, lo sin importancia, de lo que puede prescindir por numeroso e insignificante, comúnmente.
Lo líquido es lo transitorio. E l mundo líquido es el mundo de la transitoriedad. El mundo en el que nada es perdurable, duradero y todo es rápidamente desechado. . El palabras del autor “la modernidad liquida es una civilización del exceso, la superfluidad, el residuo y la destrucción de residuos”.
Sobre el autor
Jurista, con especialidad en Derecho Laboral e Internacional, egresado de la UASD y de la Universidad de La Habana, animador sociocultural y poeta, autor de Confeso Pecador (poesía), Jungla de Mitómanos (ensayos) y Días sin Dios (novela sin publicar); presidente fundador de la Unión Dominicana de Jóvenes Artistas.