
Sonia en el homenaje a Luis Díaz
Santo Domingo.- Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas, como un pulso que golpea. Gabriel Celaya (La poesía es un arma cargada de futuro)
De lo que se trata ahora, en un país con profunda vocación necrófila, la clase farandulera en especial, es de reavivar la memoria, esperando que no pase lo peor.
Sonia intelectualmente, hizo su camino, de ideas y compromisos en momentos difíciles de este país, desclasándose, cosa que no es común en este islote, porque ha creído en lo que ha creído y de modo público, dando la cara.
Que sus caminos luego no coincidieran con los nuestros es parte de un juego de la vida y los hechos, ello no le borra esa parte de la memoria que nos pertenece y que compartió con gran autenticidad con nosotros.
No hay que buscar retaliaciones con personas en su estado, lo que hace la gente a lo largo de su vida, sus decisiones morales, sus nuevos compromisos, son cuestiones de su conciencia. No nos corresponde juzgar.
Esperando el mejor desenlace de este trance triste y demoledor, en mi caso me remito a mi experiencia generacional con ella y doy fe de su entereza y entrega.
¿Qué pasó en el camino?
Eso es parte de una historia que habrá que recomponer entre todos, porque -si bien el PLD (parte de su opción final) no es santo de mi devoción, tampoco el PRD a lo largo de todo este tiempo- es el lugar de santidad para que a alguien, colocada en el punto de lucha por la vida, se le involucre en juicios maniqueos, ligeros y mezquinos, desprovistos de todo sentido de compasión y humildad ante el dramático momento.
Que nadie me venga ahora con frivolidades ni pendejadas improvisadas, necrófilas, hay que respetar a los seres humanos, justo cuando luchan por vivir y trascender en un país que nunca ha entendido a las personas que aspiran al conocimiento, como ha sido su caso
Cuando apoyar al Dr José Francisco Peña Gómez era una "afrenta", ella estuvo ahí con profunda convicción y entusiasmo. Las memorias reales nunca se disminuyen, ellas configuran un balance del accionar de los seres humanos en la historia.
Todos tendremos luces y sombras, absolutamente todos. Por eso pido serenidad y vocación de amor profunda para un ser que ha cumplido con su rol en la historia contemporánea dominicana marcando a generaciones con la expresión de su arte y con las argumentaciones en libertad de sus ideas.
La que hoy lucha por su vida tiene una memoria en favor de este país, que no se gana en la farándula diaria de cada día. Se gana con ideas y compromisos, como lo ha hecho ella y como lo hizo, aún en el seno de una familia burguesa que confesaba que no la entendía, porque tenía “todo para el éxito" infinito.
Pero ella eligió otro camino, del cual la historia analizada y cotejada da fe de ello. Yo he sido testigo. Y, por encima de cualquier diferencia, porque las hubo, creo que su dimensión no debe ser rebajada y no podrá serlo nunca, porque cuando ella opta por el país y sus sueños de cambio, sacrifica su propio status, su historia personal de chica acomodada.
Que nadie me venga ahora con frivolidades ni pendejadas improvisadas, necrófilas, hay que respetar a los seres humanos, justo cuando luchan por vivir y trascender en un país que nunca ha entendido a las personas que aspiran al conocimiento, como ha sido su caso y el de algunos de su propia generación.
Los episodios de falsas informaciones, son fruto de un periodismo sensacionalista que mata por matar, mórbido e insensible. La fuente de la información, que no fue familiar, revela hasta dónde un mal periodismo puede causar alarmas lamentables, torvas, inconfesables. (Acento)