La deshonestidad actúa como un cáncer. Comienza pequeño y, si no es detectado y erradicado completamente, se expande sin control y finalmente nos destruye. Ha arruinado más vidas que cualquier otra enfermedad en toda la historia de la humanidad. Tristemente estamos rodeados de todas las formas de deshonestidad. Pero lo más desconsolador es que el deshonesto puede salir airoso ante cualquier indagación, si está bien “protegidos”. Pero, en algún momento de su vida, el deshonesto pagará el precio de una forma u otra por su inmoderación. ¡Sepan los deshonestos que su tiempo les llega, tarde o temprano!